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LA GUERRA DE TROYA

LA GUERRA DE TROYA, ¿MITO O REALIDAD?


 

 

Siempre han llamado la atención los mitos griegos acerca de la guerra de Troya y los héroes que en ella participaron.  Aquiles, Ulises, Héctor o Helena de Troya  han dado lugar a una extensa filmografía como, por ejemplo, la reciente película Troya que tanto bombo y platillo ha tenido, pero...

 

¿Qué hay de verdad en todo ésto?

¿Existió Troya?

¿Existieron esos héroes?

Brad Pitt (Aquiles) en la película Troya

 

Giulio Ferrario (Costume Antico e moderno, 1827)

En este dibujo de Giulio Ferrario se pueden ver

 los rostros de algunos héroes que participaron en la Guerra de Troya:

Ulises, Agamenón,  Menelao, Diómedes, Néstor, la diosa Atenea y Aquiles

 

Heinrich Schlieman (1822-1890)

 

 

 

 

 

 

 

Heinrich Schliemann

Los antiguos griegos creyeron a pies juntillas los mitos homéricos tomándolos como una verdad histórica. En cambio, con el racionalismo del siglo XVIII se tomaron los relatos de Homero como una pura fantasía pensándose incluso que ciudades como Troya o Micenas jamás habían existido y eran fruto de la imaginación de Homero. Ni tanto ni tan calvo.

 En 1870 un arqueólogo alemán llamado Heinrich Schliemann, guiándose por las descripciones de la Iliada, excavó en una pequeña aldea del noroeste de Turquía y efectivamente halló las ruinas de la antigua Troya. Seis años después descubrió las ruinas de Micenas, la legendaria ciudad de Agamenón. Esto llamó la atención de muchos arqueólogos e historiadores que desde entonces han investigado sobre estas ciudades y sobre la más antigua Grecia. ¿qué es lo que se sabe?

 

 

Foto obtenida en http://www.briankohl.com/photogallery/turkey-aegean_coast1-troya01.html

Troya a lo largo de la historia

 

 

Los griegos de esta época apenas nos han dejado documentos escritos por lo que hay que nutrirse de los hallazgos arqueológicos y lo que nos comentan otras civilizaciones vecinas sobre estos hechos. En las ruinas de Troya los arqueólogos determinaron que la ciudad fue arrasada hacia en 1200 antes de Cristo.

Es esa una época de cambios, las migraciones de pueblos en Europa hacia el mundo egeo, junto al paso en esa área de la edad del bronce a la edad del hierro, transformarán la  política, economía, tecnología y organización militar de los mundos mediterráneos. Veamos más detalladamente esos acontecimientos:

 

Las migraciones de los dorios, así como la invasión de los pueblos del mar contra Egipto, Siria, Palestina y Asia Menor, aparecen estrechamente vinculadas con los movimientos de las poblaciones en el Egeo iniciados en el 1250 A.C.

Las migraciones en el mundo griego

 

Pueblos indogermánicos que habitaban el centro de Europa llamados ilirios, buscando pastos o quién sabe si huyendo de otros invasores , se desplazaron hacia el sur, penetrando en lo que hoy es Italia y Grecia. Al entrar en Grecia, presionaron a su vez a otros pueblos más al sur. Estos eran los tracios -se retiran hacia el este rumbo a Asia Menor- y los dorios en el norte de Grecia, pueblo de habla griega, muy atrasado pero con un factor muy importante a su favor: los dorios conocían el hierro y usaban los caballos mientras que los griegos, que vivían más al sur (los aqueos de Aquiles y los argivos de  Agamenón),  utilizaban el bronce. El bronce es mucho más débil que el hierro por lo que al chocar las armas de bronce de los soldados de Aquiles y Agamenón contra las de los dorios se partían.

 

Soldados minoicos (Vaso de los Guerreros (fines del siglo XIII))

 

 

 

Armadura de placas de bronce y cascos de cuero hallados en Midea,

Peloponeso (siglo XIII a.C.)

La superioridad bélica de los dorios aplasta a las civilizaciones griegas. Los centros de la cultura micénica quedan destruidos. El dominio cultural y bélico de los dorios se extiende al sur y este del Peloponeso. Con el tiempo, la fusión de esta cultura con la nativa dará lugar a la Grecia de las ciudades estado o polis.

 

Restos de la ciudad de Micenas donde nació Agamenón

 

 Los griegos supervivientes a la masacre se vieron obligados a huir en todas las direcciones (principalmente hacia el este, ocupando las islas situadas frente a la costa y Asia Menor).

 De estas migraciones nos informan dos civilizaciones vecinas: los hititas y los egipcios. Gracias a ellos sabemos que los jonios, pueblo griego, se refugian en la península del Ática y desde allí, muchos pasan a las costas del Sur de la península de Anatolia.   El imperio hitita dominaba el centro y el este de Turquía así como el norte de Siria. En sus archivos nos informan de vastos movimientos de pueblos por la zona de Grecia – Turquía arrasándolo todo.

 

Ilustración perteneciente a Planeta-Agostini

Soldado hitita

 

Imperio hitita

Uno de los pueblos que mencionan son los Akhiyawas, que los lingüistas identifican con los aqueos de los poemas homéricos. De hecho uno de sus reyes lleva el nombre Alakshandu, identificado con el nombre griego Alexandros (Alejandro). Este pueblo invade Troya. La causa podría ser económica ya que en la Guerra de Troya, que duró diez años, se jugaba el dominio del comercio micénico.

  Los egipcios también mencionan varios de estos pueblos a los que colectivamente llamaron Pueblos del Mar

  • Los sharden (sardos) que después se asentarían en Cerdeña -de ahí le viene el nombre-.

  • Los shekelesh (sículos) que se asentaron más tarde en la isla de Sicilia  -de ellos toma nombre-.

  • Los denien (danaos) que es uno de los nombres con los que se refiere Homero en la Iliada a los griegos.

  • Los lukki (licios) que se asentaron en la región de Turquía, más tarde llamada Licia.

  • Los peleset (filisteos) que tantas veces se mencionan en la Biblia y a cuyo gigante Goliat derrotó el rey David con una honda. Su habilidad para la navegación les hizo dominar el comercio en el Mediterráneo.

 

 

 

Filisteos

 

Nave minoica del siglo XVI a.C

 Museo Nacional de Atenas

 

Marineros egipcios  (Antiguedades de Egipto y Nubia)

 

Estos pueblos, grupos o como se los quiera llamar recorrieron todo lo que hoy es Turquia, Siria, Palestina hasta Egipto. Provocaron una profunda transformación política de Asia Menor y destrozaron el imperio hititita.  Uno de sus objetivos fue invadir Egipto pero los egipcios, comandados por el faraón Ramsés III,  los rechazaron, aunque a costa de muchas pérdidas  humanas y  de las posesiones en Siria. El daño causado por las guerras producirá una grave crisis en la civilización egipcia.

 

Lucha de los egipcios contra los pueblos del mar.

Relieve perteneciente al templo funerario de Ramses III

 

 

 

 

 

 

El faraón cabalga en un carro tirado por dos caballos.

 El carrero sujeta las riendas mientras el faraón dispara con su  arco

 

 

 

Ramsés III

Imagen de Ramses III en una batalla.

Relieve  perteneciente al templo funerario de Ramses III

 

 Se piensa que el relato de la Odisea se hace eco de todos estos viajes por el Mediterráneo hacia tierras desconocidas. Y una cosa muy curiosa es que la fecha en la que están datadas unos de los estratos de las ruinas de Troya coinciden con las fechas en los anales egipcios donde se menciona la invasión de Egipto.

 

Parece evidente, en conclusión, que hubo guerras en el Mediterráneo oriental y que  Troya fue una de la ciudades que sufrió el ardor bélico de esta época convulsiva. Pero nos queda una pregunta pendiente, ¿existieron los personajes que menciona Homero en La Iliada y la Odisea? No tenemos ninguna fuente contemporánea sobre la destrucción de Troya que los mencione, ni griega, ni hitita, ni egipcia. Los relatos de Homero no se escribieron en la época de la destrucción de Troya sino cinco siglos después. En esos cinco siglos la escritura había desaparecido en Grecia con el caos que siguió a las invasiones dorias. Así que lo único que quedaba eran tradiciones habladas y ya sabemos que lo que se cuenta “boca a boca” se deforma muy rápidamente. Por tanto, es posible que los poemas de Homero recojan lejanamente el eco de aquellas guerras y migraciones pero las peripecias personales de Aquiles, Héctor, etc., parece que no sean más que fruto de la fantasía de un poeta. Esto es así,  a menos que se descubra algún hallazgo nuevo que cambie todas estas conclusiones tal como hizo Heinrich Schliemann cuando encontró la, hasta entonces, fantástica Troya.

 

Artículo escrito por: David Sosa Machín.